lunes, 18 de junio de 2012

CAPITALISMO DE FICCIÓN


INTRODUCCIÓN

Las sociedades han pasado de vivir en capitalismo de producción, donde las industrias nos daban todo lo necesario para la vida cotidiana, a vivir en un capitalismo consumista, donde teníamos variedad de un mismo producto. Desde este último tipo de capitalismo se ha llegado al actual, al capitalismo de ficción, donde ya lo importante no es ni la cantidad ni la variedad de lo necesario para vivir, sino las sensaciones que nos crea cada producto adquirido para nuestra vida diaria.
En esta presentación quiero exponer el punto de vista que el autor Vicente Verdú nos muestra en El estilo del mundo. Este libro viene dividido en seis capítulos que he modificado para tratar el tema del capitalismo de ficción según los intereses a los que él mismo afecta.


-Homogenización.
El capitalismo de ficción pretende que se difunda un solo producto, pero que ese producto sea el mejor, ayudándose de las sensaciones que la publicidad o los medios son capaces de crear en la sociedad. Este capitalismo quiere que todos seamos felices... e iguales.
Los norteamericanos son capaces de llevar esta misión a cabo: buscan un modelo, lo tratan, se ponen en su contra, lo defienden, lo imitan, lo contraponen y difunden todo su trabajo al mundo haciendo creer que lo que han hecho es lo mejor y lo que todos deberían seguir, por lo que todos lo siguen.
La homogenización ha sido capaz de controlar una gran parte del mundo y ha llevado a la creación de réplicas, desde edificios basados en otros edificios hasta ciudades basadas en otras ciudades o, incluso, en el mundo entero. Tal es el caso de Las Vegas, ciudad que puedes visitar en una semana y ver lo mismo que si recorrieras buena parte del mundo en seis meses. Además de tener la ventaja de no perder tiempo en ella, según este capitalismo, tiene la ventaja de no tener historia, por lo que la presión ejercida sobre su cielo es menor que la ejercida sobre el cielo del resto del mundo.

-Diversión.
El capitalismo de ficción nos tiene a todos enganchados a la droga del entretenimiento que nos da la felicidad momentánea.
Los fines de la industria de este nuevo producto, la diversión, se resumen en una palabra: ENTERTAILING (venta + entretenimiento). La industria crea y dispersa el producto y le añade un plus para enfatizar su valor en la nueva sociedad. Este concepto da lugar al e-factor, al que todas las marcas principales quieren unirse para incrementar sus ventas gracias al show.
El mundo ha dejado de estar regido por las industrias para comenzar a estarlo por el espectáculo.

-Infaltilismo.
¿Cómo conseguir esa atención “espectacular” de la sociedad? Fácil, volviendo a la niñez.
El entretenimiento que te ofrecen los productos, normalmente, es el de volver a ser un niño. El no tener preocupaciones, el ser feliz todo el tiempo, el quererse a sí mismo más que a nada, el perdonarnos cada cosa que hagamos mal, el enfatizar nuestros propios logros y el no aburrimiento son las características principales que un producto debe tener para ser exitoso. En el momento en el que un artilugio pueda producir todas estas sensaciones en un individuo, dicho artilugio se convertirá en el más vendido, con toda seguridad.

-Reciclaje.
TODO ES RECICLAR. Este capitalismo de hoy en día ve muy bien todo lo reciclado.
El capitalismo de ficción le otorga cierto valor a la acción de reciclar, ya que de esta manera nada muere, todo se transforma. Desde este punto de vista, vivimos en un mundo en el que cualquier cosa puede ser reutilizada, desde lo bueno hasta lo malo: los residuos se reciclan una y otra vez para intentar que los vertidos sean los menores posibles, los cuerpos son reciclados mediante la cirugía para hacer sentir mejor consigo mismo a quien la experimente, los sistemas políticos se reciclan mediante las guerras y el dinero reciclado es para la caridad (es decir, el dinero que sobra, para los desagraciados).

-Retrovisión para el futuro.
Lo que se lleva hoy en día es el pasado. A comienzos del siglo XX todo era optimismo y ganas de avanzar y ahora, en el siglo XXI, todo es miedo, gracias al terrorismo.
Cuando piensas en ciertos aspectos del hoy, te das cuenta de que no son del presente, realmente, sino que son construcciones sobre el pasado: se restauran edificios, se rehacen las películas, la moda se basa en años atrás, las viejas costumbres locales renacen,...
La sociedad de hoy en día prefiere un futuro anclado al pasado que un futuro construido por el presente, así se ahorra la preocupación de si resultará bien o mal, porque ya sabe cómo resultó una vez.

-Imagen.
El capitalismo de ficción transforma. Este es el concepto más claro que se puede sacar sobre este tema. La imagen real de algo no es la que el capitalismo de ficción muestra, éste muestra la imagen transformada de ese algo que cause cierta impresión en la sociedad por medio de pantallas que convierten esa transformación en una realidad.

-Arte.
En la nueva sociedad este concepto ha dado un completo giro. El artista ya no es un ser marginal que tenía como ambición el nuevo conocimiento, como lo era antes, sino que se ha convertido en un prototipo de hombre que reelabora la realidad del mundo y la convierte en una superproducción. Hoy en día, el arte no tiene como fin expresar un sentimiento, sino que lo que pretende es homogenizar el mundo.

-Transparencia y vigilancia.
El capitalismo de ficción ha conseguido que la transparencia se convierta en algo muy común en la sociedad y, por lo tanto, aceptado por los individuos.
Transparencia significa mostrar y antes no todo el mundo estaba dispuesto a hacerlo, pero hoy en día no importa, se ha convertido en algo tan normal que nadie se opone a ello. La pregunta que se nos plantea al darnos cuenta de esto es: ¿la transparencia es simplemente para entretener a los individuos o es para estar vigilados constantemente? Pues no lo sabemos, lo único que podemos saber es que vivir en un mundo transparente nos deja a expensas de todo, porque siempre querremos saber o averiguar más de lo que ya tenemos en la cabeza.

-Globalización del yo.
Esta cuestión es muy fácil de explicar. Cuando un lugar determinado tiene cierto nivel de globalización y tolerancia con el resto del mundo, quiere decir que en dicho lugar se han mezclado diferentes culturas, razas y demás, por lo que los individuos nuevos que nazcan de esa sociedad podrán tener un amplio abanico de opciones sobre lo que quieran ser o no.
Se supone que este hecho daría lugar a una civilización llena de individuos únicos que contienen una pizca de cada parte del mundo, pero la manera de tratarnos que tienen el capitalismo de ficción hace que todos pretendamos ser incalcables y en realidad seamos todos iguales, ya que perseguimos el mismo patrón.

-Felicidad.
En el capitalismo de ficción la felicidad del individuo se basa en el tipo de relaciones que tenga con los demás individuos de la sociedad. Para que una persona sea feliz tiene que tener muchas relaciones sociales y además tienen que ser de buena calidad, sino será difícil sacarle de la infelicidaz.

-Creencias.
Este nuevo capitalismo ha eliminado la tarea que Dios tuvo al crear el mundo y se ha quedado con la idea que tienen los seres humanos de que esta fuerza omnipotente puede sacarlos del mal estar. Mediante esta “nueva religión”, cualquier cosa que nos haga sentir bien podría ser considerada como un Dios personal.

-Ecología, naturaleza y realidad.
En el capitalismo de ficción la ecología es concebida como la “empresa” que promueve la descontaminación mundial, de esta manera podremos ver la naturaleza de las cosas y, puesto que se considera real a todo lo natural, podremos observar la realidad tal y como es.

-Caridad.
Los negocios de hoy en día intentan hacernos sentir mejor haciéndonos creer que invertimos nuestro dinero en ayudar a los demás, es decir, que al comprar productos una parte de nuestro dinero se destina a cierta entidad que ayuda a la caridad.

-Muerte, final.
Este tema es tratado como una gran farsa, como he anotado en el apartado Reciclaje, la muerte no tiene lugar en el capitalismo de ficción, aquí todo nace, crece, se reproduce y se reemplaza.
A la misma vez que tenemos esta concepción de la vida, también estamos atemorizados por la idea del terrorismo y por la realidad de que somos mortales y nuestra vida puede acabar en cualquier momento, por lo que sobrevivir a un segundo terrenal es un extra de vida que produce una gran satisfacción. 

jueves, 24 de mayo de 2012

6. LA MUERTE


La vida

El autor titula a este último capítulo "La muerte" cuando en realidad lo que intenta es transmitirte el sentido que el capitalismo de ficción da a la vida.
Antes de este tipo de capitalismo la vida tenía un fin, estaba controlada por seres o creencias superiores a la mortalidad y nadie era dueño de la suya. Hoy en día, en el capitalismo de ficción, cada persona con un mínimo halo de vida es libre de decidir qué hacer o no con ella. Puede cambiarla tantas veces como quiera y retroceder, si lo cree oportuno. Puede luchar contra el terror viviendo cada segundo como si fuera el último. Puede darle la importancia que quiera a los hechos que tienen lugar en ella. Y puede, cuando ya no le quede más para querer recordar, acabar con ella, si así lo desea.


Crítica

Lo que viene a decirnos en este primer subcapítulo de La muerte, es que el capitalismo de ficción no está preparado para el fallecimiento. Todo en este mundo tiene el deber innato de nacer, crecer, reproducirse y morir. Bien, pues el autor intenta transmitirnos que hoy en día todo nace, se reproduce, crece hasta cierto punto y se reemplaza. Nada de muerte, la muerte no tiene lugar al final de la vida.
En La aventura y la muerte, el autor quiere transmitirnos el sentido que, a día de hoy, los humanos le brindamos a la vida. Vivimos en una sociedad expuesta a todo tipo de riesgos que podrían hacer que desapareciéramos en cualquier momento y saber eso nos da la sensación de que haber sobrevivido a un día, una hora o un minuto en la Tierra, es haber ganado una batalla en la guerra contra el terror, el miedo y la muerte.
El presente discontinuo nos habla de la brevedad del presente. A cada segundo que transcurre en el mundo le acompaña un suceso que aminora la importancia de lo anterior, por lo que la realidad se reduce a la incertidumbre ante el estreno continuo de hechos que pueden o no determinar el futuro.
En La vida como objeto de ficción el autor dice que cada uno somos dueños de nuestras vidas, que podemos hacer con ellas absolutamente todo lo que queramos. La vida de cada individuo ha perdido cierta grandeza (que no valor), pero no nos importa porque es nuestra y podemos guiarla en el camino que mejor nos parezca. 



Frases

1. No asistimos a la muerte de las cosas, sino tan sólo a su reemplazo.
- En el capitalismo de ficción nada muere. Reemplazamos cualquier cosa cuando está vieja o inservible (sin haber muerto, todavía), pero ni siquiera cuando arrojamos tal o cual objeto a la basura este objeto muere. Todo es reciclado o reutilizado en esta sociedad, incluso las personas. Hoy en día existe la donación de órganos, sangre o cualquier cosa que pueda reemplazarse en otro ser humano para que éste viva mejor y así alargar el momento de la muerte lo máximo posible. 
2. Cuanto más amenaza se sienta mayor sensación de vida se recibe. 
- Cada individuo vive con el temor en su interior. Sabe que cada vez que salga a la calle puede ser la última vez que salga con dos piernas, y no porque se tropiece por accidente, sino porque habrá algún loco suelto disparando porque sí y sabe que cada vez que abrace a una persona querida puede ser la última vez, y no porque se vaya a vivir tan lejos que ya no puedan volver a verse, sino porque habrá algún loco que mande a otros locos poner una bomba en tal sitio, de manera que esa persona querida o tú mismo dejéis de existir. Y aún así, gracias a estos detalles o a que tiene ese don innato, el hombre es capaz de exprimir cada segundo de su día a día para intentar haber vivido lo mejor posible cuando la muerte llegue. 
3. Solicitamos ataduras suplementarias como si demandáramos mayores oportunidades, reclamamos una seguridad X-treme para la máxima libertad disponible. 
- La única manera que tenemos de evadirnos del pensamiento de terror que nos invade es la sensación de seguridad que Estados o empresas nos dan. Reclamamos nuestra libertad cada vez que nos es posible, pero ¿qué libertad? La libertad de la vigilancia de seguridad.
4. Todo sucede aquí y de improviso, se superpone y borra cuanto ha ocurrido antes para reiniciarse en una versión que anula la anterior. 
- Cualquier suceso que tenga lugar en el mundo ahora está atenuando  el valor de todo lo ocurrido hace una hora. Esto no quiere decir que no recordemos las cosas que nos parecen importantes o interesantes, simplemente que todo lo que ha sucedido durante la vida pierde poco a poco su interés ante el ahora. 
5. La existencia es como un software hiperreal repleto de atracciones que duran años, en tres dimensiones, con cinco sentidos y un sinfín de interacciones en tiempo real. 
- La vida es como nosotros queremos que sea. A nadie le cabe la duda de que cada individuo va a hacer cualquier cosa que esté al alcance de su mano para mejorarla cada día. 

martes, 24 de abril de 2012

5. LA ILUSIÓN

La ignorancia del mundo

La ignorancia del mundo, igual a la de la raza humana, igual a la de cada individuo. Vivimos en un lugar rodeado de mentiras y farsas y no somos capaces de verlo. Creemos que somos especiales y sólo somos uno más. Creemos que somos capaces de valernos por nosotros mismos y, sin alguien a nuestro lado para verlo, no somos nadie. Quienes son religiosos creen en algo que no existe y quienes son ateos creen que lo que existe puede darles todo lo que necesitan. Nos engañamos a nosotros mismos haciéndonos creer que actuamos por el bien de todos, cuando, en realidad, actuamos por el bien individual. Y buscamos siempre la verdad que nos conviene e interesa, es decir, la mejor mentira.



Crítica

En esta primera parte del quinto capítulo se habla, mayormente, del yo. Todos queremos ser nosotros mismos y todos queremos ser únicos; y, lo curiosos de este hecho, es que todos pretendemos hacerlo siguiendo los mismos patrones, sin salirnos de los límites de lo establecido.
En “Enfermos y felices” nos hablan sobre la infelicidad de los individuos. Hoy en día, la felicidad depende del tipo de relaciones sociales que tenemos, de su número y de su calidad. Si las relaciones humanas entre los individuos no marchan “correctamente”, estos individuos entrarán en una fase de infelicidad de la que solo podrán salir con medicamentos.
La tercera parte de este capítulo trata las creencias en el capitalismo de ficción. Dios ha vuelto reencarnado en cualquier cosa que cualquier persona desee. Si quieres adorar a una bicicleta, la bicicleta será tu Dios; si un libro lo significa todo para ti, ese libro será tu Dios; si una marca de ropa te hace sentir especial, esa marca será tu Dios; y así con infinitos casos. Dejar de creer en el Dios de la iglesia te abre las puertas a un mundo lleno de Dioses personalizados. También habla de la distinción entre la feminidad, marcada por la naturaleza y la tranquilidad, y la masculinidad, dictada por el terrorismo y las guerras.
En “La demanda de verdad”, Vicente Verdú nos habla sobre la ecología y lo natural. Estos dos términos, hoy en día, pretenden igualarse al término real. La ecología promueve la idea de un mundo sin contaminación que el capitalismo de ficción apoya; y la naturaleza, expresada como lo natural de las cosas, el origen de las cosas, cada vez atiende a un mundo más real, ya que cuando algo es natural, se supone que es verdadero.
En el último subcapítulo, “Ética y cosmética”, se trata el asunto de la cura interior por medio del consumo. Hoy en día, en el capitalismo de ficción, las empresas y compañías intentan vender productos que nos hagan sentir bien, y no solo con sus servicios, sino con el lugar al que destinan el dinero que invertimos en dichos productos. La mayoría de las personas se sienten mejor si compran algo de lo que el dinero obtenido sea para la caridad, que si compran algo de lo que los beneficios sean únicamente para la empresa. 



Frases

1. El capitalismo se ha esmerado en la exaltación de la disimilitud.
- En el capitalismo de ficción lo importante es ser único, o pensar que lo eres. ¿Las televisiones emiten un anuncio de de ropa particular y específico para el gusto de cada persona? No. Entonces, ¿por qué pensamos que llevando la misma camiseta que otro, pero con distintos vaqueros (aunque sigan siendo vaqueros), somos diferentes y únicos? Este capitalismo nos hace creer que, en efecto, somos únicos por llevar un conjunto diferente, cuando, en realidad, todos somos (mayormente) iguales.

2. La felicidad aumenta o disminuye de acuerdo con el número y la calidad de las relaciones humanas.
- Creemos que podemos valernos por nosotros mismos, nos tratamos de más fuertes que nadie, pensamos en nosotros como seres autosuficientes, pero nos equivocamos. Todos los seres humanos necesitamos de alguien como nosotros para comunicarnos constantemente. Cuando una persona viaja en solitario a un país donde la lengua es totalmente diferente, se siente frustrado y agobiado por la situación, aunque sólo sea durante la primera semana de estancia. No quiero ni imaginar cómo se sentirá una persona que, estando en un lugar donde puedes relacionarte perfectamente con los demás individuos, no se socialice. Somos seres sociales y necesitamos de otros seres sociales para sentirnos confortados.

3. Dios ha resucitado y acampa de formas diversas con la autoridad de no haber dicho todavía la última palabra.
- De formas diversas, de todas las formas. Dios es el mundo, la religión está en todas partes: en tu CD favorito, en el paisaje de tu infancia, en el olor de la primavera, en el sonido de las olas… Cualquier cosa que te provoque una gran sensación de bienestar pasa a convertirse, casi inmediatamente, en algo a lo que agarrarte con fuerza cuando te sientas solo o perdido. Tenemos fe ciega en estas cosas, por lo que podemos considerarlas como nuestra religión personalizada.

4. La verdad demandada regresa reciclada, convertida en un artículo de calidad.
- Pedimos que se nos muestre la verdad en todo momento, pero no queremos la verdad aburrida, queremos la verdad comercializada, la que nos entretiene al descubrirla.

5. La producción de mascarillas para recubrir la mala imagen se ha convertido en un negocio floreciente.
- El negocio de la bondad. El negocio que nos lleva a gastar en beneficio a los necesitados y no solo por nuestro gozo y disfrute. Este negocio va camino de convertirse, si no lo ha hecho ya, en el mayor negocio del capitalismo. Es la inversión perfecta para asegurarte un lugar a la derecha de Dios.

jueves, 8 de marzo de 2012

4. EL SEXO

Nítidas combinaciones 


Me parece que es un título que enlaza los dos temas principales del texto: la transparencia y la mezcla. 
En este capítulo se ensalza la importancia que tiene la transparencia en nuestra sociedad. Todo tiene que estar expuesto a la luz, necesitamos conocer todo lo que nos rodea para poder vivir tranquilos. La privacidad es un lujo que no nos podemos permitir. 
De otro lado, está la importancia de la mezcla. La mezcla de idiomas, la mezcla de ideologías, la mezcla de comidas, la mezcla de paisajes y, en definitiva, la mezcla de culturas. Mezclas que nos conducen a no ser nada definido o a ser algo sin definir, según del lado que se mire.




Crítica

Este subcapítulo comienza hablando de la privacidad en el capitalismo de ficción o, más bien, de la nula privacidad en él. Hoy en día la transparencia es lo normal, todo el mundo habla de ella y todo el mundo la acepta y aprecia. Tiempo atrás hubiera costado asimilar este concepto de privacidad, ya que antes lo privado era íntimo e individual; pero ahora la privacidad es transparente, y ya que algo de estas características sólo existe si es materia, creo que podemos decir que la privacidad no existe. Esta transparencia da lugar a la constante vigilancia de cada individuo y esta vigilancia lleva a preguntarnos el por qué de la transparencia. ¿Es para nuestra seguridad? ¿Es para beneficio de terceras personas? ¿Por qué esta transparencia?
La metáfora pornográfica te explica como, hoy en día, todo se muestra, es decir, todo es transparente. Lo explica desde la perspectiva del porno, ya que éste es la muestra de la no privacidad. El porno enseña todo lo que tiene y, además, lo hace desde la realidad. Esto llega hasta el punto en el que la sociedad se cansa, se harta. Creo que, igual que ha llamado a este capítulo la metáfora pornográfica, lo podría haber llamado la metáfora drogadicta, ya que trata al porno como a una droga con respecto a los individuos: si lo ves o lo tienes todo, al final acabará por no estimular, por lo que querrás más.
En mil sexos, Vicente Verdú nos habla de la separación entre sexo y reproducción. Hoy en día no se necesita la unión de hombre-mujer para procrear, ni siquiera se necesita la unión de los respectivos gametos. Con el óvulo de una mujer y una célula somática se puede obtener un nuevo individuo, y aquí está el principal tema de este subcapítulo: la reproducción es posible sin la presencia masculina. La masculinidad queda relevada a un segundo lugar, es prescindible.
En La orgía del mestizaje el autor nos muestra la pérdida o ganancia de identidad, según como se mire. Mediante la globalización y la tolerancia que se vive en el siglo XXI, se ha llegado a la mezcla de culturas, razas y opiniones. Esto puede ser un inconveniente  una ventaja. El inconveniente está en que el individuo pierde parte de su conocimiento autóctono, de su cultura y sociedad. La ventaja está en que, a partir de esta pequeña pérdida, puedes combinar lo autóctono y lo exótico para crear una nueva identidad que defina tu personalidad más correctamente. 





Frases

1. En el capitalismo de ficción, el secreto huele mal; es dudoso, acaso criminal y políticamente incorrecto.
- No existen, no pueden existir. En el momento en el que algo es secreto se forma una revuelta, una revolución e incluso hasta una guerra. Vivimos en un mundo que necesita la transparencia para sobrevivir. Si algo es ocultado, ese algo es perseguido.

2. La trasparencia es un planeta supervigilado.
- Proporcionamos a todo tipo de entidades nuestros datos personales y, no se si a través de estas entidades o por amor al arte, grandes empresas de vigilancias o de seguridad nos controlan a todas horas. Estoy casi al cien por cien segura de que un alto cargo de cualquiera de estas compañías podría acceder a cualquier dato personal de cualquier persona registrada en cualquier sitio. Vivimos en un planeta de transparencia, en un planeta supervigilado.

3. La luz máxima lo ocupa todo hasta hacer imposible dislucidar.
- Hoy en día todo se enseña, todo se muestra, nada se esconde. El cerebro se ve bombardeado constantemente por imágenes, ideas y acciones que nos muestran cada rincón del mundo y de los componentes que hay en él. Esta situación provoca una ceguera incesante a los individuos: tanta información verdadera colapsa nuestras insignificantes mentes.

4. En la sexualidad, perdido el criterio de qué es auténticamente lo femenino o masculino, cualquier cosa podría parecerlo.
- Esta es la realidad. Cualquier cosa puede ser cualquier cosa. “Be water, my friend”, pues sí, somos agua, o al menos podemos serlo. Vivimos en una sociedad en la que no importa quién seas. Puedes cambiar cuando, donde y como quieras y, sino quedas conforme, volver a ser quien eras. No hay distinción entre masculinidad y feminidad porque todo está íntimamente relacionado, al fin y al cabo, todos procedemos de la misma célula.

5. El hombre del siglo XXI será cada vez más un modelo mestizo, rico en identidades y de pertenencias múltiples.
- Pronto se dará la situación en la que en los núcleos urbanos no haya inmigrantes, sino que haya mestizos. La copulación entre las diferentes culturas del mundo, sin importar su proveniencia,  va a dar lugar a la reproducción de una gran variedad de nuevas culturas.

martes, 7 de febrero de 2012

3. LA IMAGEN

El valor de lo inmaterial 


He decidido llamar este capítulo así porque la imagen es eso, ¿cierto? Algo totalmente inmaterial. Este apartado del libro resalta la transformación de la realidad, es decir, una nueva imagen; la importancia de capturar los momentos de nuestras vidas, es decir, capturar imágenes; la invasión de las marcas por todas partes, es decir, imágenes que nos definen; las ciudades que antes eran históricas y ahora contienen elementos modernos, es decir, el contraste de imágenes; las ciudades prototipo para el capitalismo de ficción, es decir, imágenes ficticias y la compra-venta de arte, es decir, la compra-venta de imágenes. Al resaltar todas estas categorías de imagen, resalta la valorización que le damos a lo inmaterial, a lo que, en realidad, ni siquiera existe. 




Crítica

La imagen trata sobre la realidad, pero la realidad transformada.
En el primer subcapítulo, el autor nos habla de una realidad transformada pero sin alteraciones, es decir, una realidad ordinaria pero con algún pequeño toque adicional. Este apartado se titula “La vida en las pantallas” y la idea más fundamental que podemos extraer de aquí es que todo lo que ocurre en el mundo debe ser captado por alguna cámara y retransmitido en alguna pantalla para que sea cierto, para que forme parte de la historia y para que le prestemos un mínimo de atención.
Curante el segundo subcapítulo, “Mascas de amor”, Verdú nos explica cómo las marcas nos hacen tener un modo de vida u otro (lifestyles), cualquier cosa que mires o que lleves y que no estuviera ahí contigo desde el momento de tu nacimiento es marca, la naturaleza es marca, el mundo está patentado completamente y, por lo tanto, todo lo observable (incluso hasta algunas sensaciones) está marcado.
En “Museos exultantes”, el libro nos hace ver la clase de ciudades que estamos creando. Ya no llama la atención la historia de una ciudad (a no ser que sea un cuento magnífico del que tú puedas ser el protagonista), sino lo que en ella se construye. Las iglesias, catedrales y castillos, que podían considerarse museos, ahora están en un segundo plano dando lugar a modernos edificios estrafalarios que albergan en su interior exposiciones de arte agrupadas mediante un sencillo proceso basado en los temas de actualidad (la vida cotidiana, el paisaje, el cuerpo, la sociedad…). Los museos se están convirtiendo en las nuevas ciudades ficticias en las que todo son emociones y el arte en la nueva forma de espectáculo.
 En el cuarto subcapítulo, Vicente Verdú nos habla del cambio que ha sufrido el arte, pasando de ser un don a ser una producción y de ser (el artista) un ser marginal y minoritario a ser el prototipo de hombre en sociedad. Gracias a este cambio, el arte ha perdido toda su ambición por el nuevo conocimiento y tiene como fin reelaborar la realidad para poder convertirla una superproducción de las pantallas consiguiendo, así, estetizar el mundo.
Por último, en “Moda o ideología”, el autor nos dice que existen dos tendencias estéticas a seguir: lo retrofuturo o lo urbano. Según lo que he entendido en el libro, las grandes marcas mezclan ambos estilos para poder crear una moda entre estas dos que guarde el equilibrio. De está manera está desequilibrando a los extremitas de cada tendencia añadiendo un poco de la contraria en la suya. 


Frases 

1. Lo retransmitido alcanza el estatus de axioma siendo, entonces, la realidad su espejo. 
- Cada una de las noticias e imágenes que podemos ver en las pantallas son un reflejo de la realidad pero, excepto para quienes lo viven, son la realidad en sí. La realidad, para nosotros, del terremoto en Tokio es que los japoneses no lloran ni se desesperan cuando les destrozan la ciudad en la que habitan, pero la auténtica realidad es que ellos están igual de destrozados que la ciudad. 

2. Lo decisivo, en fin, no es el artículo sino la cosmología de la marca. 
- No importa si los ingredientes de la Coca-Cola que tomamos están pisoteados por ratas de alcantarilla, importa que te estás bebiendo la felicidad. No importa si los bañadores de Quick Silver se rompen antes que los del mercadillo, Quick Silver "es del mar". Preferimos la marca antes que el artículo, y es un hecho comprobado. 


3. El museo ha elegido entre Disneylandia y la muerte y, decididamente, ha preferido seguir viviendo, aun en la ficción. 
- Como dije antes, Verdú explica el cambio que tienen los museos pasando de ser lugares en los que se exponen obras de arte a ser obras de arte, de ser sitios donde puede haber elementos ficticios a ser ficción en s inmensa mayoría. 


4. Lo raro sólo vale a condición de convertirse en noticia o, lo que es lo mismo, en volverse objeto comercial de la industria de la información. 
- Esta frase se refiere a los artistas, personas que "deberían ser consideradas" como genios, gente alcanzada por la divinidad. Sin embargo, solamente se les tratará como tales si son superproducción de la pantalla. 


5. No hay tiempo que no pueda rescatarse, no hay miseria sin reciclaje ni muerte sin resurrección. 
- Esta frase me recuerda a capítulos anteriores, cuando Verdú hablaba del reciclaje en cualquier sentido. Esto es prácticamente lo mismo, el tiempo va y viene en cualquier momento gracias a las tendencias estéticas de las grandes marcas que mueven el mundo.