INTRODUCCIÓN
Las sociedades han pasado
de vivir en capitalismo de producción, donde las industrias nos
daban todo lo necesario para la vida cotidiana, a vivir en un
capitalismo consumista, donde teníamos variedad de un mismo
producto. Desde este último tipo de capitalismo se ha llegado al
actual, al capitalismo de ficción, donde ya lo importante no es ni
la cantidad ni la variedad de lo necesario para vivir, sino las
sensaciones que nos crea cada producto adquirido para nuestra vida
diaria.
En esta presentación
quiero exponer el punto de vista que el autor Vicente Verdú nos
muestra en El estilo del mundo. Este libro viene dividido en seis
capítulos que he modificado para tratar el tema del capitalismo de
ficción según los intereses a los que él mismo afecta.
-Homogenización.
El capitalismo de ficción
pretende que se difunda un solo producto, pero que ese producto sea
el mejor, ayudándose de las sensaciones que la publicidad o los
medios son capaces de crear en la sociedad. Este capitalismo quiere
que todos seamos felices... e iguales.
Los norteamericanos son
capaces de llevar esta misión a cabo: buscan un modelo, lo tratan,
se ponen en su contra, lo defienden, lo imitan, lo contraponen y
difunden todo su trabajo al mundo haciendo creer que lo que han hecho
es lo mejor y lo que todos deberían seguir, por lo que todos lo
siguen.
La homogenización ha
sido capaz de controlar una gran parte del mundo y ha llevado a la
creación de réplicas, desde edificios basados en otros edificios
hasta ciudades basadas en otras ciudades o, incluso, en el mundo
entero. Tal es el caso de Las Vegas, ciudad que puedes visitar en una
semana y ver lo mismo que si recorrieras buena parte del mundo en
seis meses. Además de tener la ventaja de no perder tiempo en ella,
según este capitalismo, tiene la ventaja de no tener historia, por
lo que la presión ejercida sobre su cielo es menor que la ejercida
sobre el cielo del resto del mundo.
-Diversión.
El capitalismo de ficción
nos tiene a todos enganchados a la droga del entretenimiento que nos
da la felicidad momentánea.
Los fines de la industria
de este nuevo producto, la diversión, se resumen en una palabra:
ENTERTAILING (venta + entretenimiento). La industria crea y
dispersa el producto y le añade un plus para enfatizar su valor en
la nueva sociedad. Este concepto da lugar al e-factor,
al que todas las marcas principales quieren unirse para incrementar
sus ventas gracias al show.
El
mundo ha dejado de estar regido por las industrias para comenzar a
estarlo por el espectáculo.
-Infaltilismo.
¿Cómo
conseguir esa atención “espectacular” de la sociedad? Fácil,
volviendo a la niñez.
El
entretenimiento que te ofrecen los productos, normalmente, es el de
volver a ser un niño. El no tener preocupaciones, el ser feliz todo
el tiempo, el quererse a sí mismo más que a nada, el perdonarnos
cada cosa que hagamos mal, el enfatizar nuestros propios logros y el
no aburrimiento son las características principales que un producto
debe tener para ser exitoso. En el momento en el que un artilugio
pueda producir todas estas sensaciones en un individuo, dicho
artilugio se convertirá en el más vendido, con toda seguridad.
-Reciclaje.
TODO
ES RECICLAR. Este capitalismo de hoy en día ve muy bien todo lo
reciclado.
El
capitalismo de ficción le otorga cierto valor a la acción de
reciclar, ya que de esta manera nada muere, todo se transforma. Desde
este punto de vista, vivimos en un mundo en el que cualquier cosa
puede ser reutilizada, desde lo bueno hasta lo malo: los residuos se
reciclan una y otra vez para intentar que los vertidos sean los
menores posibles, los cuerpos son reciclados mediante la cirugía
para hacer sentir mejor consigo mismo a quien la experimente, los
sistemas políticos se reciclan mediante las guerras y el dinero
reciclado es para la caridad (es decir, el dinero que sobra, para los
desagraciados).
-Retrovisión
para el futuro.
Lo
que se lleva hoy en día es el pasado. A comienzos del siglo XX todo
era optimismo y ganas de avanzar y ahora, en el siglo XXI, todo es
miedo, gracias al terrorismo.
Cuando
piensas en ciertos aspectos del hoy, te das cuenta de que no son del
presente, realmente, sino que son construcciones sobre el pasado: se
restauran edificios, se rehacen las películas, la moda se basa en
años atrás, las viejas costumbres locales renacen,...
La
sociedad de hoy en día prefiere un futuro anclado al pasado que un
futuro construido por el presente, así se ahorra la preocupación de
si resultará bien o mal, porque ya sabe cómo resultó una vez.
-Imagen.
El
capitalismo de ficción transforma. Este es el concepto más claro
que se puede sacar sobre este tema. La imagen real de algo no es la
que el capitalismo de ficción muestra, éste muestra la imagen
transformada de ese algo que cause cierta impresión en la sociedad
por medio de pantallas que convierten esa transformación en una
realidad.
-Arte.
En la
nueva sociedad este concepto ha dado un completo giro. El artista ya
no es un ser marginal que tenía como ambición el nuevo
conocimiento, como lo era antes, sino que se ha convertido en un
prototipo de hombre que reelabora la realidad del mundo y la
convierte en una superproducción. Hoy en día, el arte no tiene como
fin expresar un sentimiento, sino que lo que pretende es homogenizar
el mundo.
-Transparencia
y vigilancia.
El
capitalismo de ficción ha conseguido que la transparencia se
convierta en algo muy común en la sociedad y, por lo tanto, aceptado
por los individuos.
Transparencia
significa mostrar y antes no todo el mundo estaba dispuesto a
hacerlo, pero hoy en día no importa, se ha convertido en algo tan
normal que nadie se opone a ello. La pregunta que se nos plantea al
darnos cuenta de esto es: ¿la transparencia es simplemente para
entretener a los individuos o es para estar vigilados constantemente?
Pues no lo sabemos, lo único que podemos saber es que vivir en un
mundo transparente nos deja a expensas de todo, porque siempre
querremos saber o averiguar más de lo que ya tenemos en la cabeza.
-Globalización
del yo.
Esta
cuestión es muy fácil de explicar. Cuando un lugar determinado
tiene cierto nivel de globalización y tolerancia con el resto del
mundo, quiere decir que en dicho lugar se han mezclado diferentes
culturas, razas y demás, por lo que los individuos nuevos que nazcan
de esa sociedad podrán tener un amplio abanico de opciones sobre lo
que quieran ser o no.
Se
supone que este hecho daría lugar a una civilización llena de
individuos únicos que contienen una pizca de cada parte del mundo,
pero la manera de tratarnos que tienen el capitalismo de ficción
hace que todos pretendamos ser incalcables y en realidad seamos todos
iguales, ya que perseguimos el mismo patrón.
-Felicidad.
En el
capitalismo de ficción la felicidad del individuo se basa en el tipo
de relaciones que tenga con los demás individuos de la sociedad.
Para que una persona sea feliz tiene que tener muchas relaciones
sociales y además tienen que ser de buena calidad, sino será
difícil sacarle de la infelicidaz.
-Creencias.
Este
nuevo capitalismo ha eliminado la tarea que Dios tuvo al crear el
mundo y se ha quedado con la idea que tienen los seres humanos de que
esta fuerza omnipotente puede sacarlos del mal estar. Mediante esta
“nueva religión”, cualquier cosa que nos haga sentir bien podría
ser considerada como un Dios personal.
-Ecología,
naturaleza y realidad.
En el
capitalismo de ficción la ecología es concebida como la “empresa”
que promueve la descontaminación mundial, de esta manera podremos
ver la naturaleza de las cosas y, puesto que se considera real a todo
lo natural, podremos observar la realidad tal y como es.
-Caridad.
Los
negocios de hoy en día intentan hacernos sentir mejor haciéndonos
creer que invertimos nuestro dinero en ayudar a los demás, es decir,
que al comprar productos una parte de nuestro dinero se destina a
cierta entidad que ayuda a la caridad.
-Muerte,
final.
Este
tema es tratado como una gran farsa, como he anotado en el apartado
Reciclaje, la muerte no tiene lugar en el capitalismo de ficción,
aquí todo nace, crece, se reproduce y se reemplaza.
A la
misma vez que tenemos esta concepción de la vida, también estamos
atemorizados por la idea del terrorismo y por la realidad de que
somos mortales y nuestra vida puede acabar en cualquier momento, por
lo que sobrevivir a un segundo terrenal es un extra de vida que
produce una gran satisfacción.